estaba ciego tan ciego
mirando las nubes
de ese triste cielo
-apagado y sincero-
cuando en la esquina
de la otra cuadra
ladraba la luna
y reían las ranas.
le dolían los lunes
le dolían las ganas
le dolía el deseo
aunque siempre ganaba.
olvidó olvidarse
toda una semana
y decidió decidirse
a no hacer nada.
y así fue que
hizo todo aquello
que jamás había hecho
y que tanto deseaba:
no hizo nada,
absolutamente nada,
porque nunca jamás
olvidó su mirada.
y otra vez, como ayer,
empezó la semana,
y le dolía el lunes
y le dolían las ganas.
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