martes, 19 de julio de 2011

recuerdos del Caribe.

¿qué haría M. Laruelle? tomar mezcal, probablemente, y tratar de no pensar en Yvonne. maldito Cónsul.
bueno, yo no estoy en Cuernavaca pero tampoco estoy en Cartagena; recuerdo esa noche que volvimos de Playa Blanca y que al otro día, sábado, nos íbamos a Taganja; recuerdo que al empezar la noche era un pedazo de lomo jugoso y terminé como pollo broster expulsado del Caribe a las ocho de la mañana bajo un sol abrasador, sin un peso ni cigarros, y los jugos de naranja callejeros que me miraban y se reían, todas esas cuadras desde el Gran Hotel hasta Getsemaní, después de una noche de Gloria y miseria, una de esas noches que me encantan y que siempre se acaban, noche que habíamos empezado temprano con Uli y unas alemanas en un bar, contrabandeando al Viejo de Caldas y con unas Águilas para refresacarnos. ellas eran periodistas y estaban cubriendo el festival de cine de Cartagena, ellas, las colombianas, digo, no las alemanas que se fueron a dormir temprano, como siempre; hablo de las colombianas, bogotanas, periodistas -eso ya lo había dicho-, jóvenes; recuerdo abandonar la terraza del hostel "cool" en el que no nos alojábamos porque nos alojábamos en "La Española" donde la Señora Ena nos mimaba, recuerdo abandonar esa terraza y dejarlo a Uli con las alemanas y con la excusa de ir al baño aunque él sabía a donde iba y me dejó ir y yo me fui a caminar por Getsemaní a buscar pimienta y conseguí de las mejores que uno se pueda imaginar; el man me dijo, porque yo le dije que era cara, el man me dijo, andá, probala y después me contás, así que eso hice en el baño de "La Española" y sí, el man tenía razón, así que bajé y le dije que sí y me quedé ahí sentado en el escalón charlando con un colombiano que en vez de llamarse Yael o Yerbabuena se llamaba Marcelo. me quedé ahí sentado sabiendo que en cualquier momento aparecía Uli y el man éste me preguntaba por qué hacía lo que hacía y la verdad es que no encontré una respuesta a su pregunta; tampoco era el momento de ponerme a pensar en esas cosas...
entonces llegó Uli y nos fuimos a la habitación, o tal vez subió el solo, no me acuerdo exactamente, pero después nos fuimos a la esquina, al Habana, que rebalsaba de Salsa caliente con banda en vivo y todo, claro, era viernes a la noche en Getsemaní, barrio de putas y drogas, estaba todo en su punto de ebullición y el lugar repleto de gente así que no pudimos entrar pero nos quedamos en la vereda y yo ensayaba unos pasos de salsa con una venezolana. en seguida seguimos camino al Basurto Social Club, nos habían pasado el dato en el primer bar de la noche, el que habíamos ido con las alemanas, y en la puerta del Basurto algún man vendía chupitos de ron barato, o eso había sido la otra noche, no me acuerdo si estaban las otras chicas con el suizo, pero las que sí estaban eran unas argentinas amargas que habíamos conocido en Playa Blanca y que se alojaban en el hostel "cool" de la terraza donde tres días antes un gringo se cayó a nuestro querido hotel "La Española" rompiendo techo y camas y todo y rompiéndose él también. entramos y nos pusimos a bailar, creo que también había una banda, probablemente de salsa, y entonces la ví, ví la Gloria y lo supe por la manera en que me miró, supe que eso terminaba en guerra, pero nunca me imaginé el Gran Hotel y que me expulsaran del Caribe de esa forma; así como tampoco imaginé las "cosas" que hacía la Gloria.
ahora  son las tres y media de la mañana y mi turno termina "hasta las siete"...
entonces nos pusimos a bailar con la Gloria y su amiga hasta que nos echaron del Basurto y nos fuimos a ese otro bar que se llamaba ¿Londres?, no sé, no me acuerdo pero por alguna razón lo asocio con esa ciudad y tenía pósters de películas viejas de cine, tal vez de cine mudo, tal vez no, tal vez ni siquiera había pósters de cine, pero fuimos a ese bar donde estaban los franceses de Salento, todos borrachos, por cierto; los que no andamos como locos en busca del dinero, no hacemos más que emborracharnos y perder el tiempo. pero yo no perdí el tiempo y me senté al lado de la Gloria en un cómodo sofá del bar y antes de poder darle un sorbo a mi cerveza la tenía, a ella, a la Gloria, colgada de mi boca y no parecía querer zafarse. la Gloria tenía una cierta mirada desencajada, lo que le daba un cierto aire de locura, por así decirlo, y eso me resultaba fascinante; o tal vez no tanto, pero en esta calma noche de-efeana, recuerdo toda esa locura y como que ¿se me hace agua la boca? viejo lobo, vieja baba, viejos vicios decadentes y hermosos. las arrastramos a las dos hasta nuestro hotel, porque Uli ya estaba haciendo lo suyo, y si hubiéramos sabido donde se alojaban ellas, jaja, nos habría causado gracia llevarlas a nuestra adorable pocilga. pero no lo sabíamos, así que no importa.
al llegar a la habitación espolvoreamos la pimienta en las "Putas Asesinas" de Bolaño y hablábamos con ese ahínco que profesan los borrachos de ¿libros?, qué se yo de qué mierda hablábamos, bueno, ellas eran las periodistas y nosotros los pordioseros, así que estaba todo bien, y estuvo todo bien, por cierto, estuvo todo más que bien, nos escapamos al baño y la Gloria dijo que fuéramos a su hotel, así que salimos a la vereda, tomamos un taxi y llegamos al Caribe con el amanecer. creo que yo vestía bermudas y musculosa más ojotas o algo por el estilo; el botones no dijo ni mu, así que entramos y las arañas imponentes me miraban impolutas, brillaban, el aire acondicionado me helaba los huesos, y yo pensaba que en cualquier momento alguien me tocaba un hombro y me invitaba a retirarme de manera amable o no tanto. bueno, nada de eso pasó, llegamos a la habitación, con dos camas grandes y cómodas y frigobar y... el Caribe no es para cualquiera. de repente y de la nada, la Gloria me despierta de manera brusca, que nos tenemos que ir, que ella se tenía que ir a entrevistar a John Malkovich, que no se qué; yo, que me costaba trabajo poder levantar los párpados, y poco entendía, me preguntaba qué había pasado con el desayuno en la cama mirando el mar, y la Gloria que me empujaba y me vestía para que nos fuéramos de una vez por todas. así que me arrastró hasta la vereda, se subió a un taxi y se fué. yo sabía que no me quedaba ni un peso, y sabía que estaba lejos de mi hotel. por un momento pensé: bueno, paro un taxi y le pago al llegar. pero no, decidí que eso era de cagón, así que me puse a caminar bajo el sol abrasador, mientras me iba convirtiendo en pollo broster. pero por suerte, al llegar a "La Española", me estaba esperando la dueña, que sacó de la heladera un cóctel de frutas frescas y tropicales y me dijo: "tomá, esto te va a hacer bien". bueno, pensé, al menos el pollo no va a estar tan seco.

1 comentario:

  1. aguante la española gatooo!!!

    alta joda pegaban eh!

    abrazo locon!

    ResponderEliminar