martes, 26 de julio de 2011

Puebla incómodo.

me fui a Puebla un jueves en la tarde, era mi primer semana en el 333 y apenas nos conocíamos, así que me levanté tarde, bien tarde, después de haberme quedado chateando en la noche con María y tomando Bohemias hasta el hartazgo; subí a la terraza a pagar el día y me dijeron que no había lugar, pero Riky estaba en Puebla esa semana y me había dicho que me diera una vuelta, y el alemán –novio de Canela, amiga de Luz- me dijo que también iba ese fin de semana y que me diera una vuelta, así que cuando me enteré de que no tenía lugar dije, bueno, me voy a Puebla. como dije, en Puebla vive Luz. guardé todas mis cosas, esperé a que parara la lluvia y me fui camino del metro de Insurgentes para tomar un bus desde la TAPO, previo paso por una comida corrida –sopa, entrada, plato principal, postre y una jarra de agua de Jamaica o parecido, esas cosas que en Buenos Aires no existen, y si existen te salen a precios ¿elevados?-.
llegué a la TAPO tipo cinco de la tarde, saqué un billete y me subí al bus, que tardó dos horas en llegar a la autopista y una en llegar a Puebla –me habían dicho que el viaje duraba dos horas en total-, y al bajar en la terminal lo llamé a Riky, que me dijo que estaba en Cholula, a la vuelta de Cuatro Caminos, que me tomara un bondi, me bajara en Cuatro Caminos, caminara una cuadra a la izquierda y otra vez media a la izquierda, que estaba en un bar llamado White Horse con un amigo y que me podía quedar con ellos en la casa del amigo. finalmente, después de varias vueltas y otro llamado a Riky encontré el bondi que me llevaba; me bajé en Cuatro Caminos y caminé al bar con las mochilas y no estaban, así que llamé otra vez a Riky y me dijo que fuera al bar, que estaba por ahí cerca comiendo algo, y que nos encontrábamos ahí. a Riky lo conocí en el Urban, en la Playa de Carmen en semana santa, muy buena onda, pero estaba que no podía con su dolor de estómago, que la noche anterior se habían tomado todo con Memo, y estaba mal. me presentó a su amigo y fuimos para su casa, a ver si la ganja le calmaba un poco el dolor. volvimos al caballito blanco, pedimos unas cervezas, creo que Riky se tomó un shot de algo pero la cosa no mejoraba y se fué a dormir. así que me quedé en el bar con su amigo, a quien perdí en algún momento pero estaba todo bien, salvo cierta preocupación que me causaba encontrarme a Luz, era jueves en la noche y había mucha gente, Puebla es una ciudad grande -un millón y medio de habitantes- y Cholula es como un apartado universitario que está lleno de jóvenes estudiantes y de los otros. digamos que las probabilidades de encontrarme con ella no eran tantas. así que me dejé llevar y había una jovencita que me miraba y me miraba y otra vez y como siempre, bueno, lo mismo de siempre, nos besamos, se le notaba la ascendencia italiana, pero se fue, estaban festejando un cumpleaños y vino el padre de alguna de sus amigas a buscarlas, entonces me fui a los containers, si, han creado toda una zona de bares en containers ahí en Cholula, y la verdad es que está chido, así que encontré uno, Taxi se llamaba, en el que estaban pasando muy buen rock n roll y decidí que era hora de tomar J&B, el más barato de entre los caros -sentate en un bar, solo, a tomar whisky, y las cosas pasan, es inevitable-. en algún momento, al terminar el tercero, me acerqué a la barra y pedí un roncola, ya saben, era más barato y tenía sed. entonces la vi acercarse, pero no podría estar seguro de que ella no me viera antes. llevaba el pelo bien hacia el costado y no parecía mexicana -las poblanas no parecen mexicanas-, y parecía algo ebria. nuestros ojos se cruzaron y se paró a mi lado, pasando por detrás mío, frente a la barra. hola, hola, qué hacés, nada, no mucho, tomando algo, vos, también, lo mismo, de dónde sos, de Argentina, vos, de acá de Puebla, estás solo, si, y vos, no, estoy con mis amigas; cosas por el estilo. aunque no, la charla fue mucho más que eso, como más elaborada, distinta, algo más ¿sofisticada?, ¿glamorosa? ella era muy glamorosa y tenía unos ojos algo perversos y por demás hermosos, se lo dije, y me dijo que ya lo sabía, sí claro, yo no había descubierto nada. me dijo que le gustaba mi remera y yo le dije que me gustaban sus piernas; hay un momento, siempre, en el que me doy cuenta de eso, no de las piernas, sino de eso, de que algo va a pasar: es muy claro a veces porque ellas te lo dejan saber, te lo insinuan: pero uno no sabe qué exactamente ni cuándo ni cómo, pero dicho eso, solo se trata de acompañar el momento y en este caso debo decir que Estefanía lo valía. el bar cerraba, así que nos fuimos a Barfly -previo pase de los tragos a vasos de plástico: siento que ya he escrito (o vivido) esa oración infinidad de veces-, un bar ahí cerca; ella estudió hotelería y trabaja en un hotel 5 estrellas en el centro histórico, hablamos de México, me preguntaba las capitales: Chiapas, Tuxtla Gutierrez; Jalisco, Guadalajara; Nuevo León, ¿Monterrey?; me agarró del brazo y caminamos algo ebrios y contentos mientras me contaba la historia de Puebla, que la pirámide más grande del mundo está ahí en Cholula pero que los españoles  la taparon con una iglesia -en Puebla hay más iglesias que ¿bares?- y que en realidad parece una montaña, y es cierto, uno jamás pensaría que ahí abajo existió una pirámide. nos quedamos charlando en la puerta del Barfly y me dio su trago y me seguía contando la historia de Puebla -a esa altura de la borrachera ya me había olvidado de Luz-, le pregunté por qué sabía tanto de historia y me dijo, hey, trabajo en un hotel, y sí, tenía sentido. entramos al bar, pidió dos tragos con tequila y no me dejó pagar, vos estás viajando me dijo, y eso como que me encantó y acepté gustoso. ya no se podía hablar por el volumen de la música, así que nos besamos, y fueron unos besos exquisitos. estuvimos un rato besándonos contra la barra hasta que me preguntó: ¿tienes? pensé en dos cosas: drogas o condones; no tenía ninguna de las dos, así que le dije que no, a secas, sin especificar, pero estaba seguro de que me hablaba de los condones. ¿pues cómo no tienes? y le dije: la verdad es que no me lo esperaba, digo, estaba con los chicos, no pensé que sería una de esas noches. me dijo: vamos, sí, vamos, pensé yo. el amigo de Riky me había indicado cómo volver a su casa; hacía rato ya que se había ido. 
no tenía idea de a donde íbamos, pero me llevó a su auto y empezamos a dar vueltas y vueltas hasta que estacionó en un lugar apartado y obscuro y me dijo, si mal no recuerdo: ¿te voy a ultrajar? como sea, la cosa se puso cachonda. lo bueno de estar algo ebrio es que no andaba pensando en si eso era seguro o qué pedo. nunca voy a olvidar las tetas de Estefanía... le dije que tenía un par increíble y me dijo que ya lo sabía, que cuantas mujeres querrían tenerlas. mientras me llevaba de vuelta, la veía manejar el auto, estaba ciertamente hermosa, con su pelo descontrolado, me decía que había vivido en España y puso una música flamenca super chévere, me contaba de su abuela, la noche estaba especial, imaginé que era uno de esos momentos únicos e irrepetibles, aunque yo ya pensaba en volver a verla. me preguntó si sabía donde ir, le dije que me dejara en la rotonda de la Pemex. antes de despedirnos le pedí su teléfono que me anotó en un papel con lápiz para los ojos. Estefanía, te llamo, y esta vez lo decía en serio. 
hice pis, compré un six pack de Indio, volví a anotar el número con una pluma y me fui a lo del amigo de Riky.
el viernes me levanté, seguí con las Indio, Riky seguía mal, fuimos a comer tacos con su amigo,  volvimos, vimos la peli Control, y nos llevó a los dos a la estación de buses. Riky se volvía a Xalapa y yo a buscar un hostel. antes de salir del DF había anotado dos direcciones. pregunté cómo llegar y me tomé un bus. a la noche la llamé y me dijo que no hacía nada, que la llamara el sábado a la noche. ok. la noche del viernes me metí en un bar algo chafa con pool del centro histórico donde una banda de covers tocó mucho de lo bueno y yo me tomé todo.
el sábado me la pasé yendo del hostal a la Plaza y de la Plaza al hostal. había un festival de música, así que escuché varias bandas, comí en el mercado, cosas por el estilo. Estefanía me había dicho que salía a las 9, así que aguanté hasta las 9.15 y la llamé, me dijo que fuera al Taxi, que nos encontráramos ahí en unas horas. me fui al hostal a ver el final de la copa de oro que ganó México, pregunté si todavía había buses a Cholula y me dijeron que no, que cuanto costaba el taxi, caro, muy caro, carajo, bueno, gracias, salí, no sabía qué hacer: no era solo por la guita, sabía que si el alemán estaba en Puebla, de seguro iban a salir. me dije: hey, Puebla es grande, ánimos. me comí un choclo callejero, todavía algo meditabundo, de verdad quería evitar esa situación. paré un taxi, ¿cuánto hasta Cholula?, 80 pesos -mexicanos-, dudé, miré la Plaza, como buscando alguna respuesta, bueno, vamos. estoy hablando de unos cuantos kilómetros, me habría llevado toda la noche ir caminando. me puse a hablar con el taxista, para tranquilizarme, hey, no pasa nada, me decía a mi mismo... le dije que me dejara en cuatro caminos, pensaba ir al caballito blanco a tomar unas cervezas porque era bien barato, y después aparecer por el Taxi, que estaba ahí nomás. no sé cómo pero me dejó en la puerta, pagué, bajé y cuando estoy por cuzar la veo sentada ahí fuera del caballito, con un sombrero, gris, que le sentaba hermoso. si, era Luz, y ya. me vieron, y como que empecé a temblar. estaba con todo el grupete de San Cristóbal: Canela, el alemán, Mago y su novio. chau, no hay vuelta atrás, tratá de aparentar tranquilidad... crucé, saludé, nervioso, Luz distante -comprensible, por cierto, no la había llamado-, expilqué por qué estaba ahí, que Riky, que el amigo, obvié la parte de Estefanía, y creo que me creyeron, hey, sonó creíble. Luz me miraba con cierta desconfianza; las mujeres siempre lo saben todo, o yo soy muy malo para disimular; me costaba no temblar, sobre todo cuando escuché que de ahí nos íbamos al Taxi... bueno, pensé, no hay mucho que pueda hacer, ¿qué opciones tenía? Luz me preguntó por qué no la había llamado... no sé qué contesté, sudaba, empecé a tragar cerveza y mezcal como tonto, al menos para dejar de temblar. y ya, nos fuimos al Taxi, traté de hablar de otra cosa, le conté que Leo había estado en el DF y que nos habíamos agarrado alta peda en Condesa previo pasar por el Azteca, pero el camino al Taxi era bien breve, así que llegamos en seguida y me fui al baño, no tanto porque tuviera ganas de mear sino porque quería ver si estaba Estefanía. no estaba, volví del baño y estaban todos sentados a una mesa, pedí un roncola -¿debería haber pedido whisky?- y me encaminé a lo que tuviera que pasar. ja, ahora me causa cierta risa nerviosa, estaba al borde, pensé que tal vez Estefanía se había ido o nunca había llegado, yo le daba la espalda al bar, hasta que en un momento se desocupó una silla y me fui a sentar de frente al bar con lo que era más posible que me viera si estaba por ahí, pero me pareció que eso era mejor a que de repente se me apereciera por atrás y ya no tuviera escapatoria. ¿por qué estaba haciendo lo que estaba haciendo? imagino que hay razones, siempre hay razones. y sí, pasó, la ví, o me pareció verla, el bar era bastante obscuro, una banda tocaba covers de los buenos, otra vez, pero mejores, y me quedé sentado sin saber qué hacer. eventualmente me vió, nos vimos, yo me quedé helado, dijo mi nombre, a lo lejos, pero nunca se acercó, no sé si Luz se dió cuenta, yo me hice el boludo como pocas veces, puse cara de no puedo hacer nada. nos vamos dijo alguien, en ese momento la banda estaba tocando Zeppelin a todo volumen, yo no me quería ir, me paré último, caminé lento, miré a ver dónde estaba Luz, me aparté y me acerqué a Estefanía, con su pelo descontrolado, ¿qué pasa?, apenas si podía escucharla, intenté explicarle, le dije que conocía a Luz de antes, de San Cristóbal, que se había complicado todo, cómo explicarle lo que había sentido por Luz después del palazo en escasos segundos, me dijo, cada quien puede hacer lo que quiera, ¿cada quien puede hacer lo que quiera?, giré la cabeza, Luz me estaba esperando, no sé qué le dije a Estefanía y me fui con Luz... casi había salido todo como no quería que saliera. 
nos fuimos a Barfly, Luz me dijo que iba a pintar un mural ahí, mientras hacíamos el mismo camino que había hecho el jueves en la noche con Estefanía, tenía una sensación por demás desconcertante, no me podía sacar de la cabeza a Estefanía, pensaba que tenía que serle leal a Luz, y eso fue lo que hice... y nunca dejé de pensar en Estefanía.

2 comentarios:

  1. ya re paso un par de veces en este viaje lo de los condones, no? ya comprate una caja Chr. drinking wiskey in a bar by myself... i dont think i have ever tried, but i'll try it one of these days, and we'll see what happens. Se pone mejor aun la historia Che.

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  2. una cosa que me pregunto estas cambiando los nombres de los personajes para protejer a los inocentes... y a los culpables claro.

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