ya que estaba al pedo, en pedo, y tirándome pedos al despertar de una triste y agotadora borrachera de mezcal en la pulquería de Insurgentes, apenas si lo recuerdo, sí, fué después del partido ese de mierda que jugó Argentina, fué entonces que empecé a tomar cerveza de manera condescendiente y tomar sopa, estaba en la barra del hostel pasando música, punk más que nada, después algo de rock, algo de Ricota y Charly, fué después de todo eso que me fui a la pulquería, creía que ahí estaban Jorge y Dindi, los dueños del hostel, y ahora parece que voy a trabajar en las noches; llegué a la pulquería algo entonado, en la puerta estaba Érica, argentina que también trabaja en el hostel y la pulquería, y el tema es que no tomo pulque, salvo que esté en Xochimilco, pero de todas formas, no estoy bajo el volcán, estoy en el Distrito Federal, y de todas formas, está bien que así sea, o está mal en todo caso, pero en todo caso tampoco importa. de nada sirve si de nada vale, pero, como estaba diciendo, estaba en la pulquería, que de alguna extraña manera se parece al Salón Pueyrredón de la avenida Santa Fé, estaba en la pulquería hacía un rato escuchando una banda de electrocumbia, y ahí estaban todos los que querían estar, y entonces, mientras miraba a una chica que estaba ahí cerca me di cuenta de que era el único que no estaba sonriendo -sin saber muy bien por qué- así que decidí que iba a sonreir. así que eso hice: sonreí, y por un breve instante todo pareció estar bien, ya me entienden: la música, la cerveza previa al mezcal, el amontonamiento de gente, la algarabía y cosas por el estilo. es bueno estar ebrio en la noche mexicana y no tomar coca, ni siquiera pensar en ella; es algo triste, pero estando lejos siento que puedo escribir lo que se me antoje, como hace siete años, pero estando allá no puedo; estando allá no puedo hacer nada, lo cual me trastorna la existencia.
entonces sonreí, caminé y me crucé con Érica, le pregunté si había alguien del hostel porque en la tarde Jorge me había dicho que a la noche salía pulquería y yo los vi irse, los vi irse y se llevaron los cigarrillos así que sabía que se habían ido, y en realidad sólo quería ver a Dindi, su hermana, que me  encanta -sí me encanta-, y Érica me dijo que estaban ahí. no los veía por ningún lado, hasta que me acerqué a la escalera y un hombre de tamaño considerable me dijo algo que por cierto no recuerdo pero no me quería dejar pasar, entonces le dije que los conocía y me dejó subir. y ahí estaban, no sé si yo era bienvenido, pero tampco me importó porque ahora sonreía.
después de un trago de mezcal se chupa un gajo de naranja...
en la mesa había jarras de cerveza y botellas de mezcal y me convidaron con gusto y fina voluntad, pero Dindi me daba la espalda, no a propósito, solo estaba hablando con otra persona y ya estaba sentada así antes de que yo llegara; bebí mezcal, cerveza, mezcal, cerveza -con zeta- y Dindi tiene novio, inglés que vive en México hace rato; todos quieren vivir en México, no sé por qué, pero todos queremos vivir en México. gringos, latinos, asiáticos, europeos, todos quieren vivir en México. como sea, en algún momento Dindi se dio la vuelta y charlamos un rato pero como siempre, yo ya estaba borracho y apenas si puedo recordar el momento o recordar de qué hablábamos y siempre es lo mismo, y yo que me jacto de no querer siempre lo mismo, siempre hago lo mismo, igual, lo mismo dá, da lo mismo que dé lo mismo si ahí mismo todo el tiempo pasa lo mismo en Mismolandia. no llueve ahorita en el DF, cosa extraña, pero el DF no es Bogotá, no, no, para nada, me acuerdo que trataba de convencer a María de que Bogotá no estaba tan mal pero Bogotá está mal; no es que esté mal, es una ciudad muy difícil, no como Medellín que es adorable o el DF que es la ciudad latina más increíble de latinolandia. dónde estaba, ah sí, estaba en la pulquería, y estar hablando con Dindi es lo último que recuerdo pero no recuerdo de qué carajo hablábamos así que sólo recuerdo su cara hermosa y decirle algo sobre el hostel, como que estaba bueno, qué se yo, si alguien sabe, por favor me manda un telegrama a la casilla de correos 333 código postal la cerveza da risa. bueno, justo el otro día David, mi amigo chino californiano dijo que quería hacer un blog, así que le robé la idea, hacía rato que lo venía pensando, desde el año 86 más o menos, y entonces la resaca me dijo que sí, que por qué no, si es gratis y da lo mismo estar en un blog que estar en la ducha.
yo sabía que no había salido caminando de la pulquería, apenas tengo un recuerdo de caminar por Colima con la ayuda de Jorge y preguntar por mi chaqueta, pero esta tarde Érica me lo confirmó, me dijo que tuvo que cargarme en sus hombros para sacarme de ahí, y es posible que así sea porque el mezcal es como la memoria, algo caprichosa y olvidadiza. entonces me levanté hoy, algo lerdo y perezoso y subí a la terraza, y ahí estaban el gran David y Sara, japonesa egipcia, mis compinches en el hostel y me puse a pasar música, Oasis, Beck, cosas por el estilo, y desayuné una cerveza que me había sobrado de la noche anterior, David me convidó con más sopa, y se me acerca Pieter y me pregunta si quiero trabajar en las noches, que él se está yendo porque se enamoró de una joven argentina, y yo le dije que por qué no, y entonces me empezó a expilcar cómo usar el excell de las entradas y salidas aunque todaví no había hablado con Dindi, prero parace que Dindi dió el okey, y bueno, seguí tomando cerveza para la resaca y pensé que ¿si tenía trabajo entonces podía tener un blog?